Arón Enrique Pérez Durán
Historiador e investigador
La comunidad es considerada como la más grande de las 37 que conforman el municipio de Campeche. Ubicado a 84 kilómetros de esta ciudad siguiendo la carretera Campeche-Chiná-Hol se llega a esta población que aún conserva su grandeza y costumbres.
Con más de tres mil habitantes, la mayoría hombres y mujeres mayas que cohabitan con “colonos” llegados de la región centro y norte del país ya hace algunos años y con refugiados guatemaltecos, los pichuleños, como se les conoce, son hospitalarios y unidos como campechanos.
Cuando Francisco de Montejo, el mozo, emprendió la pacificación de los indios de Yucatán pidió a la Corona española que le dotara de religiosos para iniciar la conquista espiritual de las tierras mayas. El conquistador solicitó que le enviaran religiosos de la Orden del Patriarca San Francisco, porque sus características de pobreza, espiritualidad y abnegación los hacían idóneos para iniciar la pesada labor de evangelización de los indígenas. Por eso en el año de 1537 llegó el primer grupo de franciscanos a tierras mayas. Eran muy pocos pero llevaban sus corazones alegres y entusiasmados porque iban a difundir la palabra de Dios.
La primera iglesia que se fundó, con la ayuda de Francisco de Montejo el Mozo, fue en el puerto de Campeche en 1546 y fue fray Luis de Villalpando quien se hizo cargo como guardián del nuevo convento. Bajo la dirección de Villalpando los frailes se adentraron en los caminos de los montes para llegar a los pueblos que se encontraban en la selva y llevar las enseñanzas del cristianismo, mismo que dejaron huella en los principales poblados con la construcción a su vez, de templos y conventos en toda el área que la conquista española les había concedido.
En la comunidad Pich se encuentra un monumental ex convento franciscano del siglo XVII ya restaurado hoy en día por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de Campeche denominado "Las Tres Cruces". La historia oral señala que dicho convento fue construido sobre un antiguo edifico prehispánico.
La iglesia de Pich es de característica franciscana: de una sola nave, con techo de reciente creación, en la restauración de 1999, y rematado por dos candelabros, con vigas de madera que los mismos pobladores aportaron para edificarlas y dividida por arcos que hacen la forma de contrafuertes. En el interior de la nave se encuentra una pila bautismal de piedra, así como cuadros, algunas placas conmemorativas con nombres de personas de la comunidad que llegaron hacer sacerdotes y crucifijos que representan la pasión y muerte de Jesucristo. En una de sus paredes resaltan tres cruces de color verde ricamente ataviadas con pequeños mantos y decoradas con dibujos que representan la muerte de Cristo. El presbiterio es de dos tipos de altura, el primero de dos escalones, un espacio con una mesa de altar y luego un escalón más que es rematado por un altar de madera adosado a la pared y dividido por cuatro nichos, en la parte media del altar se encuentra una gran imagen de un Cristo crucificado.
La portada de la iglesia es sencilla, la puerta principal de portón ferrado está flanqueada por un arco de cantera y sobre él la ventana del coro de forma cuadrada. El remate final lo forman las espadañas con tres cruces.
A un costado se encuentra lo que fue un claustro, ocupado actualmente por las personas de la comunidad encargadas de mantener limpia y en orden la iglesia, así como también es ocupado los fines de semana cuando el párroco llega a oficiar misa.
La etimología de Pich es "árbol de madera dura", palabra de origen maya que fue adjudicada al pueblo, según las personas ancianas del lugar, por la abundancia que en otros tiempos había de estos árboles en los contornos del mismo (Encalada, 1987, p. 295).
Las principales fiestas del pueblo se realizan el 3 de mayo en honor a la Santa Cruz, el 8 de diciembre fiesta de la Virgen de la Concepción, el 12 de diciembre por la fiesta de la Guadalupana y el 6 de enero con motivo de la fiesta de Reyes.
Sin lugar a dudas la comunidad es todo un atractivo turístico: se puede visitar su aguada, humedal de 120 metros de diámetro y 3 metros de profundidad, los cerros Chuncuas, Ixchun e Ixpuleé, además de que el visitante puede convivir con los lugareños para aprender sobre su cultura y forma de vida, asistir a talleres artesanales y participar de las fiestas de procesión de las Tres Cruces. En estas fiestas el visitante puede disfrutar de las corridas de toros, charreadas, juegos pirotécnicos, juegos mecánicos, las representaciones de música y baile tradicional, así como una variedad de platillos de comida local.
Reflexiones finales
Para la comprensión de la producción de los procesos constructivos de este género de arquitectura en esta región de Campeche, es importante el estudio de su proceso de implantación, desarrollo y diseminación, dado que estuvo sujeta, por un lado, a procesos de gran movilidad natural por parte de los habitantes indígenas y a un constante esfuerzo por parte de los franciscanos por concentrarlos en áreas bajo su control, procesos que conllevaron a una serie de políticas que determinaron en parte la respuesta dada por la arquitectura y por ende de sus procesos de construcción, desde su emplazamiento hasta materiales utilizados.
El recorrido a las comunidades de Campeche para conocer sus legados históricos y escuchar historias de los ancianos de cada pueblo, se crea con el fin de generar un lugar propicio para el desarrollo de la historia local y de su cultura, permitiéndoles al turismo conocer el mundo de nuestro Patrimonio Cultural tangible e intangible, entendido como un conjunto complejo de conocimientos, creencias, artes y costumbres adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad.
Fuentes consultadas
Álvarez Suárez, Francisco. (1977) Anales Históricos de Campeche. Tomo I. Gobierno del Estado de Campeche.
Encalada Argáez, Ricardo. (1987) Las poblaciones del municipio de Campeche. H. ayuntamiento de Campeche.
Pérez Gálaz, Juan de Dios. (1979) Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de Campeche. Gobierno del Estado de Campeche.
Iglesia de Pich
Foto: Arón Enrique Pérez Durán
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