Aarón Enrique Pérez Durán
Historiador
Cronista del Municipio de Campeche
Como una polarización de todos los ideales campechanos, era, clásicamente “La Fiesta”. Porque reunía entusiasmos, sentimientos y esperanzas; representaba la tradición identificada con el alma popular.
El primer acto público era la alborada, paseos nocturnos del estandarte del gremio a que correspondía sufragar, al día siguiente, los gastos del culto. Las personas se agregaban al desfile al son de la charanga, irrumpiendo las calles y alzando sus voces con regocijo en medio de una lluvia de voladores e iluminando el camino con hachones de brea y globos de papel. ¡Ahí viene la alborada!, ¡Ahí viene la alborada!
El Carrusel de Don Juan Escárraga y la Lotería de Don Guadalupe Hernández eran las atracciones de la feria. ¿Cuantas fantasías, ilusiones y sentimientos de amor se dejaron sentir mientras el órgano del Carrusel dejaba escapar los acordes de la música de moda? Y cuantas veces se dejó escuchar la voz de Don Guadalupe al repasar el rosario sin limites de su fichero a la voz de: “¡Veintitrés, ¡qué dulce estarás…!
Y no solo cantaba la lotería Don Guadalupe, sino que dominaba el arte culinario en preparar pescados y mariscos en su fonda a un costado del jardín de San Román; el pan de cazón, su especialidad y su competencia: el puesto de Doña Chucha Fleites.
Otras fondas famosas eran la de Don Anacleto Arrocha; Don Augusto “El Alemán”; el “Chato” Meza y Doña Carmen Bacelis, entre muchas otras, sin faltar Don Pancho “Cayuco” con sus insustituibles quesos de puerco.
Primordiales en esta fiesta, para apaciguar los calores de septiembre, las cantinas como: “Polo norte”; “El Olimpo”; El “Paso de Venus”; “Bronce” y el “Salón Cuauhtémoc”.
El cine quedaba en manos de Don Pablo Llovera y Don Juan Campardón, que con equipo francés proyectaban cintas como: “El Brujo Misterioso” y “Pichardini”
Para 1914, el gobernador del Estado, Manuel Rivera, pretendió levantar un muro que, incomunicando el atrio de la iglesia de San Román, dividiera en dos grupos el perímetro de la fiesta. Todos los días los obreros trabajaban en la obra, pero durante la noche, los san romaneros derribaban lo construido, oponiendo en esta forma la voluntad popular ante el mandado del gobierno.
Esta gran fiesta constituye, hasta hoy en día a pesar de la pandemia del Covid-19, una de las manifestaciones más esenciales de un barrio, y en su honor continúan en contacto costumbres, tradiciones, creencias y prácticas que expresan la sensibilidad y creatividad del pueblo campechano, constituyendo de esta manera una identidad cultural.
Referencias:
Cahuich, Gaspar y Mayra Aguayo Mena (1998) La feria de San Román. historia de una mentalidad. 1565-1997.
Gantús, Fausta y Ubaldo Dzib Can (1997) Las fiestas populares en Campeche. origen, evolución y estado actual”. Casa de la Cultura. H. ayuntamiento de Carmen.
Martínez Alfaro, L. (1939) “La fiesta de San Román” en Revista Ah Kin Pech. Tomo
Carrusel de la feria de San Román
Comments