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Foto del escritorArón Enrique Pérez Durán

La familia Moo Castillo y su fiesta de la Santa Cruz. Pich, Campeche.

Aarón Enrique Pérez Durán

Cronista del Municipio de Campeche


En la comunidad de Pich se encuentra un monumental ex convento franciscano del siglo XVII llamado “Las tres cruces”. En su interior se encuentra una pila bautismal de piedra, cuadros, placas con nombres de personas de la comunidad que llegaron hacer sacerdotes y su altar mayor que remata con una gran imagen de Cristo crucificado. En una de sus paredes resaltan tres cruces de color verde ricamente ataviadas con pequeños mantos y decoradas con dibujos que representan la muerte de Cristo.

Las principales fiestas del pueblo se realizan en diciembre a la virgen de la Concepción y La Guadalupana, sin olvidar en enero a los Santos Reyes; pero destaca la celebrada el 3 mayo en honor a la Santa Cruz; una festividad con arraigo y tradición entre los pichuleños.

Desde 1988, don Candelario Moo Dzul (QEPD), oriundo de Hecelchakán, Campeche, junto a su esposa doña Magdalena Trejo, iniciaron la tradición familiar con la realización de la cabeza de cochino como ofrenda en honor a la festividad de la Santa Cruz. La fiesta llevaba a la reunión de familiares y amigos, quienes al ritmo de la charanga, bailaban por las calles de la comunidad ofrendando el respeto y devoción por sus cruces.

En el 2012, a los 75 años falleció don Candelario Moo, dejando la fiesta familiar inculcada en sus hijos Francisco y Marcelo Moo Trejo, que desde jóvenes participaban en la celebración de padre; hermanos que llegaron hacer palqueros, y posteriormente, presidentes de palqueros de las corridas de toros de las fiestas de Pich, del 2012 al 2018.

La fiesta se celebra hoy en día en casa de la familia Moo Castillo, de don Marcelo y su esposa doña Maria. Desde la madrugada del 3 de mayo la familia se concentra en la casa para participar en la preparación de los alimentos; los hombres escarban el horno de tierra para enterrar la cochinita pibil, en cuya base llenan con brazas de leña y sobre esta colocan planchas de piedra que se calientan. Listo el horno, colocan la paila con la carne de cerdo envuelta en hojas de plátano, cubren el horno con láminas y tierra para dejarlo cocinar lentamente.

Los Moo Castillo, preparan el solar, barriendo y limpiando debajo de los árboles, atendiendo a los animales del patio y dejando todo listo; improvisan con lonas y malla sombra un toldo que amarran con soga en tinacos y árboles para recibir a todos los invitados del pueblo.

A las 3 de la tarde en punto da inicio la actividad cultural de la casa a cargo de un servidor como maestro de ceremonia, honor que me ha concedido la familia y auxiliado en la música por Magdalena Moo y su esposo Luis Poot.

El calor rebasaba los 38 grados de temperatura, la gente aplaudía el inicio de la fiesta con la intervención de la joven Emily Pech Reyes, con su recital del pregón; los niños del centro comunitario de Pich; las canciones de la niña Eva Paz Moo; la jarana “Chinita Chinita” de los niños Barbara Moo y Yair Téc; el ballet de folclore: “Tradiciones Mayas”, con sus bombas y jarana del torito que hacían bailar a la concurrencia y dejaban ver los pasos del amigo Mojarra. Finalmente, la intervención de la joven bailarina Guadalupe Avilez, princesa de las fiestas del 50 aniversario de la fundación de Alfredo V. Bonfil, comunidad hermana de Pich.

El calor se sentía más fuerte, el público aplaudía y comía sus tacos de cochinita que preparaba doña Maria Castillo y sus ayudantes en el fondo del solar, y que con charola en mano repartía Dorismar Cámara, en un ir y venir, junto con don Marcelo, Oscar y Luis Poot , hijo y yerno que distribuían los refrescos y cervezas para mitigar el calor.

Llegó el turno y junto a un servidor, don Marcelo Moo dio el mensaje a sus invitados: “Agradezco a todos por estar hoy aquí en mi casa celebrando 35 años de tradición de la fiesta que mi padre inició. Me siento muy contento de poder celebrarla con ustedes. Toda la familia seguiremos esforzándonos para continuar la tradición y que sean ustedes testigos de ello. Pido a Dios y a la Santa Cruz me permitan seguir muchos años en esto y dejarles a mis hijos esta herencia de familia, gracias a todos y que siga la fiesta”.

Y como había dicho don Marcelo la fiesta continuaba con el baile a cargo del sabor tropical del “Gallo y sus teclados”, desde la comunidad de Hool, Campeche. Todo fue fiesta y diversión.

A lo lejos podía observar el rostro cansado de don Marcelo por la mala noche, pero con la sonrisa en sus labios que demostraban el júbilo de haber cumplido un año más con la tradición que su padre le dejó.

Mi agradecimiento a la familia Moo Castillo por permitirme participar y compartirme su historia familiar y la tradición a la Santa Cruz.

Don Marcelo Moo Trejo aprendió la tradición de su padre, y hoy en día es heredero de la misma junto con su esposa doña Maria Castillo y sus hijos Deivi, Viviana, Magdalena y Oscar, a quienes les ha enseñado el legado familiar para darle continuidad, y que sean ellos quienes se lo hereden a sus nietos Bárbara, Miguel, Frida Aitana y Jerónimo.

Una tradición de familia que da continuidad a una vieja enseñanza y que representa para todos ellos un sentido de identidad a partir de sus conocimientos y valores culturales.



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